peligros en los deportes extremos

 

Todos los deportes extremos conllevan cierto riesgo e, incluso, pueden propiciar accidentes, mortales o no. El boxeo, la escalada libre y el alpinismo están entre los diez deportes de riesgo más peligrosos. Los porcentajes de mortalidad sobre cada una de las disciplinas denotan su nivel de peligrosidad. Villanueva destaca algunas de ellas:

  • Deportes de riesgo en aire: el ala delta cifra una muerte cada 550 vuelos; el salto base, una muerte cada 2.300 saltos, lo que representan 200 personas en los últimos 30 años y el paracaidismo causa una muerte cada 75.000 saltos. “La escalada libre o integral tiene una tasa de una muerte cada 27.000 ascensos”, apunta el experto.
     
  • Deportes de riesgo en agua: el rafting en aguas blancas con rápidos de grado 5 o superior es una de las prácticas con mayores tasas de mortalidad, según señala el experto.

El surf y kitesurf llevado a condiciones extremas de viento o tormenta alcanza porcentajes mayores de mortalidad, al igual que el buceo en cuevas.
 

  • Deportes de riesgo en tierra: en palabras del experto, las montañas suponen el mayor peligro de entre todos los demás entornos para los deportes extremos. “De cada 6 intentos de escalar el Everest una persona fallece por hipotermiaedema de pulmón, ceguera por quemaduras corneales, congelación o neumonía”, añade.

No es el único, ya que la cima de la montaña Annapurna, el primer ochomil, tiene una mortalidad de casi el 40 por ciento, es decir, por cada dos ascensiones se produce una muerte.

Estas cifras no solo abarcan a deportistas principiantes, ya que los expedicionarios de Nepal, denominados himalayistas, se calcula que presenten una muerte de cada 170 subidas. En definitiva, las tasas de muerte en deportes de montaña son de una de cada 1.750, es decir, que cada año mueren en la alta montaña más de 40 personas. Superan la mortalidad por accidentes de tráfico.

Además del riesgo de perder la vida, estas actividades pueden provocar lesiones físicas, como en el caso de la surfista profesional Bethany Hamilton, que perdió un brazo por una mordedura de tiburón y del alpinista Juan Oiarzabal, que sufrió la ampitación de todos los dedos de los pies.

“Muchos de los riesgos vienen por la altitud del lugar y las condiciones extremas. La disminución de oxígeno, debido a la menor altitud, puede ser el mayor problema al que tiene que enfrentarse el organismo, pero el frío u otras circunstancias pueden dañar la resistencia del más fuerte y experimentado”, explica el experto.

Son muchas las secuelas que resultan tras realizar deportes de riesgo sin la preparación exigida, desde arritmiassíncopes o enfermedades cardiovasculares, hasta la muerte súbita.

Para poder evitarlas, se recomienda el progreso gradual en el deporte de la mano de profesionales. “Esto podría darnos una oportunidad de encontrar nuestro límite o un equilibrio entre la necesidad de desafíos, adrenalina y las restricciones que nos marque nuestra condición física”, concluye Villanueva.

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